La columna de la semana pasada...tarde pero seguro!!

Pido disculpas a todos aquellos que esperaban la columna de esta semana. No aparecio publicada el viernes santo sino el sabado. Gracias a Mariahe por envierme el enlace.

De andar y ver

Yo soy la crisis
Mariahé Pabón (*)


"...Cuando yo agarré el pito aquél y empecé a botar gente, yo estaba provocando la crisis; cuando nombré a Gastón Parra Luzardo y aquella Junta Directiva pues estábamos provocando la crisis. Era necesaria la crisis". Fecha: 15 de enero de 2004. Lugar: Asamblea Nacional. Orador: Hugo Chávez Frías

La violencia roja
Lo tengo en el disco duro de mi cerebro. Tengo sus imágenes, sus voces, sus palabras. Tengo sus nombres y tengo la fecha: 11 abril. Tengo la hora en que VTV comenzó a transmitir sus partes de guerra a todos los militantes del chavismo. "Bajen de los cerros con todas sus armas, palos, machetes, fusiles a defender la revolución", vociferaba el entonces alcalde Freddy Bernal, mientras José Vicente Rangel y Juan Barreto, incitaban con iguales voces a la violencia. Desde ese momento todo fue confusión, enfrentamientos entre dos bandos, guerra a muerte por parte y parte. Murió gente inocente. Personas que transitaban por la calle y no tenían nada que ver con las manifestaciones. Gente que había acudido a la marcha, sin conocer la trama urdida por los altos jerarcas de la oposición , ni la retaguardia preparada por el oficialismo en los aledaños de la llamada zona de seguridad y sobre el Puente Llaguno desde donde se disparó a diestra y siniestra.
De acuerdo con el abogado acusador de los policías metropolitanos, "ellos, Simonovis, Forero y Vivas, sabían del golpe del 11 de abril" y entre los centenares de uniformados que trataban de poner orden en el caos, cargaban heridos y ayudaban a los manifestantes a salir de la zona de conflicto, fueron señalados, sin pruebas, una docena de uniformados, de los cuales 3, han sido sentenciados a 30 años de prisión, entre la alegría de tres presuntas víctimas, el gozo y el fresco que le entró al presidente Chávez y el júbilo de la jueza Marjorie por haber acatado al pie de la letra los deseos de venganza de su amo. ¿Quién o quiénes mataron a las 16 personas restantes caídas en el centro de Caracas el 11 de abril? ¿Quién disparó contra las tres personas, cuya culpa cayó sobre los tres policías metropolitanos que han sido sentenciados a cadena perpetua, dada la edad de cada uno de los imputados?
¿Por qué se eliminaron las pruebas de quienes vieron cómo los pistoleros de Puente Llaguno disparaban contra todo lo que en la avenida Baralt se movía? El resultado: 10 muertos en la Avenida Bolívar, 3 en Puente Llaguno, 1 por bala perdida; 3 en la tarima montada frente a Miraflores; 3 en la esquina de Solís a mano de la Guardia Nacional. 33 heridos. Los asesinos de Llaguno, han sido canonizados por el oficialismo y se les ha levantado una estatua.

Los lazos de sangre
Omar Al Bachir, dictador de Sudán, vendrá a Venezuela invitado por el presidente Chávez, pese a la orden de arresto emitida por la Corte Penal Internacional, de la que se echa a reír el honorable anfitrión. Es muy seguro que visitará en la cárcel a su colega el carnicero del Edificio Potosí, cuyos sueños de estudiar medicina se vieron realizados en el quirófano por él instalado en el sótano de la vivienda invadida y adornada con banderas rojas en sus ventanales. El sujeto en cuestión, descuartizó a sus víctimas y las tiró al Río Guaire, al que en el pasado prometió llenar de flores y perfumes la ex ministra de cualquier cosa, Jacqueline Farías. No nos sorprendería que de la misma forma que levantaron un pedestal al criminal Tiro Fijo, los diputados rojos propongan santificar al sanguinario "cirujano" del Potosí. Hasta ahora, que se sepa, los asalariados de la Asamblea Nacional no han pronunciado palabra sobre los crímenes que han cometido los invasores en muchos edificios de Caracas. Ni han movido un dedo por los miles de asesinatos y secuestros ocurridos en los últimos diez años. Sólo trabajan para cerrar el paso a los alcaldes elegidos por el pueblo, clavo que Chávez no puede arrancar de su pecho de cemento y que su camarilla aprieta cada día más, pese a que el 11A, muchos de ellos hicieron aguas al brincar la talanquera.

La venganza anunciada
Todo estaba previsto. Chávez conoció de primera mano el discurso anticomunista de Baduel, pronunciado en la fecha en la que el Jefe Supremo, decidió su retiro. Sabía de memoria su texto de despedida y de ahí su relamido adiós de gratitud, su malévola alusión a "la vieja que quiero tanto", su fervor a la entrañable esposa, el cariño al ahijado, todo dicho en un tono plañidero, "desde el fondo de esos patios, desde el fondo de esos espacios". Fue la amenaza de una venganza cumplida la pasada semana. El aviso de que vendrían por él como si se tratara del peor de los delincuentes. A quien fue su mejor amigo, a quien con honor de militar ayudó a restituirse en el poder, no obstante la renuncia declarada por Rincón, lo cubrió de ignominia y lo envió al patíbulo, mientras se lavaba las manos en el dorado exterior y repetía aquella copla que le cantó a Fox: Yo soy como el espinito/ que en la sabana florea,/ le doy aroma al que pasa/ y espino al que me menea...