Tuesday, May 25, 2010

La columna de la semana pasada...tarde pero seguro!!


De andar y ver


El abuso del poder
 Mariahé Pabón (*)


"Sobre Fidel. Creo (debo decir temo) que los cubanos nos pasaremos los años que faltan del siglo XXI tratando de condenarlo o perdonarlo, mientras borramos apresuradamente las huellas de sus botas militares en la arena de una historia que ha dejado a nuestro sensual país partido en dos por los rayos de la intolerancia y el abuso de un poder sin límites, la isla en un naufragio y la nación en una profunda, acaso insalvable bancarrota". Eliseo Alberto, "Dos Cubalibres".

No sé si estoy adentro o afuera
Lichi y Eliseo Alberto son la misma cosa, la misma sangre. Lichi es uno de mis autores favoritos. Lo leo y releo cuando puedo y cuando quiero. Y siempre quiero. A veces creo que él todavía está en Cuba, pero no está. Vive en México. En algunas ocasiones se pregunta si está adentro o afuera, porque cuando escribe penetra en los zaguanes de los destartalados caserones habaneros y en la sala, en el jardín o en la cocina, alguien lo está esperando . Puede ser que ese alguien esté ahí o se haya ido, pero a él le da lo mismo, porque para contar su historia es igual que esté vivo o muerto. Lichi lleva a Cuba en su caparazón de huesos y piel. Y lleno de habanerísima vanidad dice que nadie quiere más a Cuba que él. Y es cierto.
Por eso anda y desanda por sus calles. Cuando puede, de cuerpo entero, cuando no, de viva voz lejana. Lo ha dicho: " un hombre sin país es un naúfrago; un escritor sin lectores nacionales ( naturales), es el mismo infeliz, sólo que más solo".
Lichi, después de tantos años de no saber si esta afuera o adentro piensa que un país canta a coro o no canta. ¿ Para qué la misma partitura ?, se pregunta. Y tiene la respuesta afirmando que al principio todo será una escandalera , pero poco a poco el coro se irá acoplando y entonces se escucharán mejor las voces de los de aquí y los de allá. El habla de Cuba y del diálogo sin el cual no habrá futuro. Lichi lleva años queriendo una reconciliación que no llega , porque el abuso de un poder ilimitado y la intolerancia, no lo han permitido.
Por esoÖ
Viene a cuento la reflexión de Lichi, porque leo todos los días los comentarios de mis colegas en sus respectivas columnas de opinión, no todas sensatas. Igualmente leo las respuestas agresivas de los foristas y me pregunto si de aquí a septiembre llegaremos al llegadero, antes de que nos tomen la delantera y terminen de arrinconarnos sin derecho a réplica.
Los foristas son en cierta medida los abstencionistas desafinados a los cuales un buen director podría entonar para que al final del concierto se pudieran escuchar los aplausos. Quiere decir que teniendo en la mano la oportunidad de exhibir nuestras destrezas, podremos obtener lo que por derecho propio nos pertenece, pero si continuamos desafinando nos espera lo peor. Y lo peor es que ya lo sabemos, porque lo estamos experimentando en carne propia. Ya lo vivió mi admirado Lichi.

El descalabro de Saime
Saime, es uno de las tantas endemias que azotan al país. Millones de venezolanos claman por un documento de identificación y para ello debe pasar por una cadena de torturas que comienza por el trato indelicado y vulgar de grupos femeninos maltratadores con quienes van en busca de un Pasaporte, una cédula, un registro de filiación, un reclamo . Lamento que sean las mujeres quienes peor se comporten con el público y los jefes las escogen fuertes de contextura para amedrentar a los usuarios.
La Oficina central sólo da pasaportes y hay oficinas periféricas a las cuales hay que llegar de madrugada y mucha gente duerme en sus portales para no perder su cita. Entrar las páginas Web del Gobierno es tarea de titanes. En la actualidad hay cambios del sistema electrónico y en este desbarajuste hay gente que no aparece en la pantalla, es decir es nadie, no tiene cédula, ni nacionalidad, ni derecho a pasaporte, es un paria. Los famosos 0800 jamás responden. El director de extranjería o Saime no contesta a las quejas que se le formulan por email, pese al autobombo que se hace en sus páginas.
SAIME, es una desgracia, una vergöenza nacional, el mejor espejo de la incompetencia de un gobierno que ha dejado en manos de cubanos la tarea de organizar el archivo de la identidad venezolana.

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