Friday, October 8, 2010

La columna de esta semana: Huevo es, gallina lo pone

Huevo es, gallina lo pone
Mariahe Pabon
"Cada vez que pasábamos por un control policial, Cubillas colocaba un salvoconducto en el salpicadero del coche y pasábamos. Una vez fuimos identificados los dos; llevábamos demasiado dinero y teníamos que dejar allí una parte, pero Cubillas intercedió, habló con la policía y lo arregló. Daba la sensación de que mandaba sobre la policía, porque resolvía los problemas". La declaración es del etarra Xabier Atristain, presunto miembro del comando Imanol, que junto a su compañero Juan Carlos Besance ha revelado a la Guardia Civil y al juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno el curso de armas que recibieron en Venezuela en el verano de 2008 de la mano de Cubillas, funcionario de seguridad del Gobierno de Hugo Chávez" José María Irujo, El País, España
La palabra la tiene Chávez
La mayoría de las declaraciones oficiales en torno al tema de los Etarras adiestrados en Venezuela, fueron infelices. Moratinos haciendo siempre el papel de alcahuete se fue por las ramas al igual que Zapatero, hasta que un juez de Audiencia, independiente, les hizo saber que lo de Cubillos no era historia de caminos y que el poeta embajador de Venezuela y de nombre Isaías Rodríguez estaba acusando a las autoridades españolas de haber torturado a los angelitos de ETA, veraneantes en tierras venezolanas y entrenados para matar por el jefe de Seguridad del INTI, Instituto Nacional de Tierras que ha confiscado más de 40 mil fincas, casi todas de propietarios españoles.
En febrero pasado, comenzó la búsqueda y captura a través de Interpol, solicitada por otro juez de la Audiencia Nacional, Eloy Velasco. Sin embargo, la orden de detención nunca se ejecutó ya que, según las fuentes consultadas, estaba ligada a una extradición que Caracas rechaza, al tener Cubillas nacionalidad venezolana. El tratado entre los dos países permite, no obstante, que en ese caso sea la justicia venezolana la que, a instancia española, pueda abrir un proceso penal. Hay otro lunar: Goizeder Odriozola, la esposa de Cubillas, es la mano derecha del inefable Elías Jaua, ex guerrillero estudiantil. Goizeder, muy venezolana, comparte las escaramuzas de su jefe contra la oposición. La vimos en un vídeo tapando la cámara para que no la reconocieran y ocurrió cuando el reportero Jhonny Figarella de Globovisión, trató de entrevistar a Jaua sobre uno de los tantos dramas que este periodista conoce, porque prácticamente vive en los cerros y en los lugares a los cuales sólo llegan los representantes oficiales cuando han pasado las tragedias y están cargando las víctimas a la Morgue.
Confiesa Atristain
Los terroristas se juntaron en Caracas y acudieron a una cita en el centro comercial El Recreo. Atristain lo cuenta así: "Aparecieron dos personas en un todoterreno, una de ellas vasco y gordo que trabaja para el Gobierno de Venezuela y se llama Arturo Cubillas. Y otra persona mayor con bigote, que fue detenida hace un año en Francia, José Lorenzo Ayestarán Legorburu, veterano refugiado en Venezuela, de 52 años, pescadero en Sucre y reclamado por seis asesinatos".
Vargas Llosa, el Nobel
De los atentados del 11-S a la posguerra de Irak, y del conflicto de Oriente Próximo a la sociedad del espectáculo, el nuevo Nobel Mario Vargas Llosa se muestra cada semana como un analista erudito e incisivo en centenares de periódicos del mundo. Sus libros son una recopilación de lo que ha sido parte de su propia vida y de otras vidas que ha ido investigando a través de viajes y lecturas. Después de la aparición de "La ciudad y los perros" en 1963, sus libros han sido objeto de culto en el mundo entero y cuando ya creíamos que no le llegaba el premio Nobel, apareció en su mejor momento, en la Feria del Libro de Berlín y durante el anuncio de su más reciente título "El sueño del Celta" que aparecerá en la primera semana de noviembre. Para mí, ha sido el mejor regalo. Sólo espero que antes de que muera, otorguen el premio sueco al escritor portugués Antonio Lobo Antunes.
El tema de la represión en cualquiera de sus formas, los dictadores, las mujeres con historia y los acontecimientos que han conmovido a la humanidad, han pasado por esos libros de Mario Vargas Llosa a los cuales les ha entregado su alma, porque en su vida no ha hecho otra cosa que escribir bien.
Hace unos meses, aquí en Caracas, Vargas Llosa compartió escenario con Laureano Márquez, otro premiado en Nueva York por sus escritos humorísticos y humildemente confesó que poco reía o hacía reír. Era su primer ejercicio de humor frente al público y nos hizo reír con sus historias rocambolescas. Fue una fiesta, no del chivo, pero fiesta.
Debo a Vargas Llosa el favor de haber incluido en su libro "Historia de un deicidio", homenaje al Gabo, apartes de mi reportaje sobre Macondo, publicado en El Tiempo de Bogotá y en El Nacional de Caracas. No podía dejar de contarlo, aquí y ahora.

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