Friday, September 18, 2009

La columna de esta semana

De andar y ver
Los insaciables odios

Mariahé Pabón (*)
"Los ejecutores de esa política mafiosa no saben cómo comportarse cuando las reglas de juego cambian y el lenguaje común es el de la libertad. [...] No es fácil convivir con miles de fanáticos que se ven a sí mismos como encarnaciones de Dios. La mejor defensa de la democracia, entonces, es segregar a los fanáticos y a los autoritarios: demostrarles que están solos, al margen, rumiando para nadie sus oscuros e insaciables odios". Tomás Eloy Martínez

La odisea de William
Enrique Echeverría cantaba y tocaba la guitarra en los mejores bares caraqueños, allá por los años ochenta. Había venido de Ecuador y daba clases de guitarra a niños y adolescentes. Siempre fue un placer escucharlo y verlo, tratarlo de cerca y ser su amiga. Un buen día conocí a su hijo que tocaba la batería en un grupo de música pop , estudiaba periodismo y se dejaba escuchar en un programa de Radio Caracas Radio junto a María Isabel Párraga. Su nombre: William Echeverría, el hijo de don Enrique y doña Lola, a quien de nuevo volví a ver en un programa de Globovisión, entrevistando a gente de todos los colores políticos, dejando de lado cualquier asomo de rabia o de odio , como es usual en otros medios radiales y televisivos, que atacan día y noche de acuerdo con las pautas trazadas por sus amos. Me lo topé nuevamente haciendo campaña para ganar la directiva del Colegio Nacional de Periodistas y lo veo ahora en todas las marchas, las reuniones, los foros, ejercitando de moderador y pluralista.
Había ya presenciado el espectáculo promovido por sus propias colegas el día en que le entregaron el Premio Nacional de Periodismo y él rechazó dignamente, sin ofender .Aquella noche vi a una Elena Salcedo enardecida , a una Desiré Santos echando fuego por los ojos y a unos cuantos amigos insultando a quien en un discurso moderado había sentado su protesta por las forma inusual como se trataba a los periodistas que no eran chavistas. Todos los que allí estaban crucificando a William, habían sido mis amigos, mis compañeros de marchas y protestas, mis panas de trabajo. ¿ Por qué diablos se comportaban tan de distinta manera?.

¿ Y a qué viene esta alusión a William ?
Viene por la forma cómo La Hojilla maltrató a los periodistas que habían ido a protestar a las puertas de la Fiscalía ante el silencio oficial después de la arremetida de los colegas de Avila TV contra los reporteros de Ultimas Noticias. Viene por la forma cómo un comunicador, armado de su micrófono cual si fuera una metralleta, acosaba a William Echeverría con frases altisonantes, mientras un coro rojo entonaba en las cercanías, nada más y nada menos que el Himno de la Alegría. Así llevaban los nazis a los judíos hasta los hornos crematorios: con música. Así atacaba el reportero chavista a William. Colocándole en las sienes el micrófono como si fuera una pistola, desfrutando a lo grande de su proeza.
Viene también porque ayer me enteré de que William Echeverría había maltratado a una periodista del canal oficial por haberse presentado una reunión abierta, se supone, y ella, según su opinión, tenía la obligación de informar. Se le debe creer, si dice la verdad y si más tarde contó lo ocurrido allí que no era más que un debate para la defensa de un gremio maltratado por otro que igual se toma la revancha en una guerra que parece no tener fin. Por eso la cuña de la emisora radical Activa reza así: " lo que es igual no es trampa" .

De tal palo tal astilla
En todo caso, está mal que copiemos las conductas indecorosas de quienes sólo quieren sembrar el odio, sin pensar que todo esto va a terminar algún día y que el periodismo regresará a sus cauces naturales, es decir, a contarle a la gente lo que le pasa a la otra gente y a protegernos los unos a los otros de los peligros que nos acechan si esto continúa. Si por ello, me bautizan comeflor, lo acepto, pero no se puede llegar a tal grado de fanatismo para usarlo contra los mismos hermanos.
¿ Que se está ganando con este desmedido espectáculo televisivo en el que diariamente se ofende el honor de las personas, en este caso el de los periodistas que no están de acuerdo con el gobierno del Presidente Chávez.? Cada día, "La Hojilla" y su impresentable moderador, desata su iracundia contra todos aquellos que ventilan públicamente la situación del país. Y lo hace con la venia del padrino que suele llamar al programa para felicitarlo por su poético lenguaje y su verbo cloacal que cuenta con la aprobación del elenco que labora tras las cámaras y vibra con la vulgaridad reinante, mediante vocablos bien alejados de lo que ha de ser la palabra televisiva .
No en vano el Presidente Chávez dijo en La Casa del Libro de Madrid que la lectura de los grandes maestros era su gran afición rematando en Venecia con la confesión de que lo suyo era el arte, la belleza, el cine, la palabra bien dicha. Sí, cómo no...